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Despertó para corroborar que cada cosa seguía en su supuesto sitio correcto. El ventilador, un zapato que pisa un libro, una frágil montaña de CD’s, sus ojos, el corazón funcionando. Sobre el buró son las once y veinte, al lado de una arrugada cajetilla de lights, pero el estéreo fiel señala 11:13. Muy temprano para quien no tiene nada que hacer. ¿Para qué levantarse? Podría ir al baño para orinar y lavarse los dientes como cualquier otra persona lo hace cada mañana. Podría desayunar con el riesgo de no tener hambre para cuando su padres regresen a comer. Podría leer el periódico pero nunca se publicaba algo como para cambiar su vida; ni una sola noticia, ni el clasificado más breve.
Contrario a lo que se esperaría, lo primero que hizo fue tomar agua. No resistió y salió a recoger el diario, por si acaso. Vivir en una colonia de clase media en la que no hay amas de casa sino amas de oficina le permite el lujo de asomarse a la calle en boxers, sin camiseta y sin pudor ante sirvientas ocasionales.
Así es de práctico. Se va por lo fácil, por eso estudió administración. En la prepa era común escuchar que en esa carrera no se veían matemáticas ni nada igual de horrendo y eso le atrajo. Es la más pinche facilota, a entrarle a ésa, le dijo el Deivid, uno de sus mejores amigos en aquel tiempo. Terminó como administrador mitad por convicción y mitad por invitación, aunque a final de cuentas el Deivid lo traicionó: quiso ser economista. Como nuestro pinche presidente, cómo la ves.
Las materias reprobadas le hicieron ver que lo rumorado acerca de su carrera no son nada más que falsos prejuicios. La consideró una carrera difícil y lo mismo pensó respecto a la accesibilidad de empleo que ésta le ofrecía, ahora que tumbado sobre el sofá pierde las esperanzas del día al encontrar en el periódico que sólo una empresa anónima solicita administrador o ingeniero industrial preferente, experiencia tres años mínimo. Quiere conseguir trabajo sin hacer grandes esfuerzos, de una manera tan sencilla como hojear la sección de espectáculos mientras se espera, como contestar una llamada, como presionar un control remoto. Su rutina consiste en dos actividades: checar los avisos de ocasión y ver MTV Clásico, su programa favorito. Lo demás son necesidades básicas y ninguna de ellas se satisface fuera de casa.
Cierra el periódico, lo deja a un lado y voltea hacia el teléfono que hasta ahora no ha timbrado. Se queda haciendo nada y a las 11:59 según la videocassettera, enciende la televisión.
The Smiths: The boy with a thorn in his side
Vivir en una colonia de clase media, vivir a expensas de su padre siempre en corbata, vivir estudiando para no ejercer jamás, vivir con la mente ocupada en fracciones de días ya muy lejanos, perdidos, más inventados que recordados, vivir los desniveles, vivir cuando las canciones que le gustan se consideran clásicas, vivir con una eterna basurita en el ojo, una basurita con nombre propio, vivir con el sentimiento de que le deben algo, como pagar con billete grande por una vida y recibir el cambio incompleto, vivir o tratar de vivir de la manera más fácil, sin meterse en problemas, sin arriesgar, vivir sin sufrir, vivir apenas las primeras clases cuando ya se es graduado, cómo no, en una carrera de negocios, puede maximizar utilidades, puede ser líder, puede diseñar estrategias, puede tener buenas ideas y una buena secretaria, sabe que puede vivir de eso, vivir de elaborar planes para una empresa y no planes imprecisos para recuperarse de Lucy, vivir después del accidente, vivir sin aceptar que envejece pero que no crece, vivir con la seguridad de que el Deivid tiene un empleo, y él graduado, cómo no, pero sin título y con un saldo por pagar, graduado en desolación, licenciado en destierro pues él ya imaginaba vivir en Lucy, pero ahora, mucho después, lo que hace no es vivir, pendiendo de un recuerdo, ocultándolo, un recuerdo flojo según algunos, vivir como si nada le calara, como si fuera posible vaciar una memoria, vivir sólo de los reflejos que la pantalla de televisión le permite, encontrándose en los mismos videos desde hace años, a veces en la publicidad, en otras con el aparato apagado, triste, acostado en el sofá viendo cómo la superficie convexa lo deforma, atendiendo llamadas telefónicas, también llamadas del pasado y las del corazón, vivir a costa de lo que se fue, a costa de lo que se fue y no de lo que se es, vivir para ser objeto de lo que otro, siempre otro, quiera, ya sea que se le llame dios, destino, determinación o cualquier otra cosa que empiece con d, o quizá se trate de otra, siempre otra, entonces tiene nombre de mujer, nombre que se supone va cambiando aunque se refiera a lo mismo, vivir experimentando flashbacks y uno que otro déja vù, vivir un día corrosivo, medio vivir soportando los encuentros casuales con las migajas de lo que tuvo, como quien abre un cajón y ve roto su primer juguete, como algo que está ahí para recordarle, como cuando se topa con el Deivid y no puede despistarse, después de ser muy amigos, tiene que saludarlo de lejos, en mudo, o en dado caso decir hola y apretarle fuerte la mano, muy fuerte, vivir.
Pet Shop Boys: Opportunities (Let´s make lots of money)
-Sí, él habla.
-Licenciado, llamo de parte de Imagen Pública Limitada/se nos hizo llegar su curriculum además de haber sido muy recomendado/en estos momentos tenemos un puesto vacante que tal vez le interese/¿desea que le haga una cita para ser entrevistado?
-Claro que sí, señorita. Por favor.
-Espere un momento/lo voy a comunicar con el jefe de recursos humanos.
-…
-Licenciado, qué pedo, ¿busca chamba?
-¿Luis?
-¿Te la creíste?
-No mames… no vales madre.
-¿Te la creíste?
-Dos tres. Ya ni chingas.
-¿Quiabido, qué haces?
-Pos nada. Viendo tele. ¿A poco la secre se presta para tus mamadas?
-Literalmente.
-Parece robot.
-Es que estaba leyendo. ¿Cómo te fue en Gamesa?
-Más o menos. Van a entrevistar a media generación y pos está medio cabrón.
-¿Y ya viste el periódico?
-Ajá.
-¿Y?
-Pos hay algo, pero piden experiencia. Tres añejos.
-Pues tú aviéntate güey, chicle y pega, ¿no?
-Es que también piden excelente presentación…
-Ni que fueras un pinche naco, no mames. Estás bien pinche, eso sí, pero con clase.
-Tú muy guapo o qué.
-Leve, leve…
-¿Y a qué hora trabajas, cabrón? Nomás te la pasas foneando a tus cuates, diciendo pendejadas y sólo por eso te pagan siete mil.
-Así es este jale.
-Ojalá me encuentre uno parecido.
-La neta sí.
-Oye, qué onda el fin, ¿qué se arma?
-Pues no sé; salgo bien empinado de aquí y luego-luego me voy a ver a Delia.
-Eso es el pinche viernes. El sábado qué pedo.
-Delia me invitó a comer a su casa, con sus papás, y yo creo que ahí me paso todo el día; rentamos una película o vamos al cine.
-Puta madre…
-Pues si quieres te llamo y nos acompañas, ¿no?
-No, no mames. Me caga hacerla de mal tercio con ustedes.
-Pero le caes bien, y si la idea no le late que se chingue. Tú eres mi cuate desde antes que yo la conociera, ¿no? Además, si quiere boda que se vaya acostumbrando.
-¿Qué tan pronto te casas?
-Año y medio, dos años. Tengo que ahorrar.
-Lo que tienes que hacer es esperarte.
-Lo que tú tienes que hacer es conseguirte una vieja.
-Está cabrón.
-Así podríamos salir los cuatro.
-Está bien cabrón, Luis. No encuentro nada. Nada comparable.
-¡Ya, cabrón! Ese pedo fue hace un chingo; un-chin-go. No puedes vivir de un pinche recuerdo. Todos opinamos lo mismo.
-¿Todos quiénes?
-Jorge, Rogolfo, el Ramone, cuates tuyos, chavas que te conocen.
-Pero nomás a ti te sigo contando esta onda…
-Pero se te nota, güey. Se te nota que te sigue llevando la chingada.
-En parte es porque tampoco tengo trabajo.
-No tienes nada porque no quieres.
-…
-El día que tú quieras vas a tener tu chamba y tu chava.
-No es tan fácil, Luis.
-El día que tú quieras, cabrón.
-…
-Tienes que olvidarte de esa pinche puta que ni te había prometido nada, ya te lo he dicho…
-Oye Luis, están pasando un video que me gusta, mejor hablamos después.
-Te voy a llamar el sábado para ir al cine.
-Está bien.
-O le digo a Delia que te llame.
-Okey.
-Adiós.
-Bye, Luis.
A Flock of Seagulls: Space Age Love Song
Habían salido de clase, él deprimido, molesto por un examen reprobado y el Deivid a un lado, caminando a su mismo ritmo, como era común verlos, cuando éste aún estudiaba administración y compartían mucho tiempo, entonces la figura apareció, hizo su camino entre la multitud y pasó ante ellos como si eso fuera lo más normal del mundo, como si alguien pudiera andar por cualquier pasillo sin modificarlo, como si cada paso que una persona da no afectara a nadie más, ella ni en cuenta, pero él la tomó como la cosa más hermosa dentro de un par de Dr. Martens y apenas pudo pronunciar no mames Deivid, estaba guapísima, ¿la viste? y el Deivid dijo se me hace que más bien eres tú, queriendo decir que la belleza no era propiedad de ella sino que de él que la había encontrado, y claro que la iba a encontrar ahí, en el cambio de clase, en esos ojos que no lo vieron, en alguien que se va, por un momento olvidó su examen marcado con un cinco en tinta roja pero recordó muy bien la figura cuando con palabras se la dibujó a Luis, y a Jorge, pinche Rogolfo, quiero que la veas, es diferente, y es que asumía la norma natural que le prohibe flirtear con muchachas lejanas envueltas en Dolce & Gabbana o cualquier otra marca sofisticada, buscaba algo sencillo, que fuera visible sólo para él, que no llamara la atención, que se llamara Lucy al coincidir en una clase el semestre siguiente y que también estudiara administración, que él pudiera acercársele, abordarla, comentar dudas, que le diera la oportunidad de conocerla, de presentársela a sus amigos y que el Ramone la aprobara y que Rogolfo le dijera si no te aplicas te la bajo y que el Deivid terciara pos a mí no me gustó tanto, que después de estudiar juntos en casa de ella la invitara a cenar sushi y el fin de semana al memorizado pero siempre disfrutado King Kong Bar, y que él llegara con ella y ya estuvieran ahí sus amigos saludándolo de abrazo y en una esquina Luis con una tal Delia que mencionaba mucho, y que un sábado repentino entre la música y el humo del King Kong él la viera bailando y le diera gusto, y que viéndola pensara que está recibiendo más que la chava sencilla de los jeans Levi´s que esperaba antes de conocer a Lucy, y que se impresionara al recordar cuando solamente la apreciaba de lejos, como en un museo y no una universidad, como en televisión, sin poder creer que entonces estuviera ahí, igualita, con él, con el mismo par de Martens pisando un suelo tan conocido, tal vez bailando con alguno de sus amigos, cualquiera de ellos, y pudiera estar tranquilo, bebiendo un desarmador con la vista en la pantalla del King Kong, repasando el video de una canción que le gustara.
General Public: Tenderness
porque esa pinche puta que ni me había prometido nada me volvía loco fue la mamada la mejor noche de mi vida la tuve cerca la besé o me besó nos besamos todos pensaron que ya andábamos ahí estaban todos rogolfo emocionado casi como yo el ramone muy discreto me preguntó qué onda yo pos no sé yo creo que sí no sé pura gente conocida en el king kong hace tiempo que no voy ya no es como antes como esa noche el pinche deivid hasta me felicitó ¿dónde está? mi curriculum tengo que llevarlo a pulsar a cervecería a showtime no he recibido llamada de gamesa a dónde más puedo llevarlo mi curriculum si pudieran leer mi verdadero curriculum imagen pública luis se casa se quiere casar ninguno de nosotros la conocía hasta que la llevó un fin cuántas cosas no vivimos en ese antro un fin de semana tenemos dieciocho diecinueve para el siguiente ya estamos jodidos preocupados por el dinero por encontrar pareja estabilidad puta hasta bebés hay ya no quiero envejecer ya no andar deprimido no ocio necesito un trabajo un traje una razón un beso ¿dónde está? un beso en medio de la pista delante de todos me dio un beso pero no promesas i held your hands esa fue mi noche la veo tan lejos we danced and danced me sentía vivísimo prendido desde las escaleras llegando cerquita algo dijo no le entendí me tomó de la mano íbamos subiendo yo floté lucy súper guapa y yo flotando fui el globo de una niña a veces tenemos que ser como los globos el ramone no fumaba tanto delia era más buena onda jorge menos serio el deivid de mierda ya se había cambiado de carrera lo veía poco no cada fin tal vez el volumen el pisto la gente bailando nunca noté nada yo en mi burbuja acá bien clavado un beso silencio saliva me gustaba su cabello su corte era tan delgada al principio tierna una sonrisa asesina cabrona después ¿dónde está? voy a tener que llamarles preguntar por el puesto otra vacante su ropa su voz otra vez ese coro que me late i held your hands siempre me remito a aquella noche we danced and danced aquella noche en medio de la pista en medio a veces pienso en el deivid en las cosas más pinches a veces pienso mucho en sexo a veces pienso que esa pinche puta que dice luis no me había prometido nada me dejó loco mal jodido para siempre
New Order: Bizarre love triangle
El beso de la noche del beso no sucedió en una pista de baile porque el King Kong Bar no cuenta con una, él se equivocó, los habituales bailan concentrados en un espacio libre o bien en donde el sentimiento o la canción los alcance, entre las mesas o frente a la pantalla pero nunca en los rincones porque ahí es donde los sedientos permanecen recargados bebiendo cerveza y donde los más sedientos miran a las parejas besarse, ojos miserables puestos en bocas abiertas, en talles femeninos, en senos presionados, miradas sobre los párpados de Lucy, registrando cómo su nariz se encaja en él que se aprieta contra ella para no elevarse, él que a diario sueña en vigilia era vigilado, virgen de celos entonces, en plena entrega, supuestamente apropiándose de algo que lo mantendría en este planeta pero ella más libre que nunca aunque lo estuviera besando, aunque en toda la noche no lo soltó Lucy sólo ejercía su libertad mientras que ojos oportunistas se percataron de ello, y es que por culpa del volumen tan alto, del alcohol neblinoso y de la gente moviéndose él no se dio cuenta, no sospechó siquiera cuando poco después de la siempre referida noche del beso único ella lo trató cada vez en grado menor, semana tras semana vivió los desniveles y víctima de un ataque de optimismo excepcional en él lo tomó como buena indiferencia, como si ella se hubiera hecho la interesante para no parecer interesada, y es que en algún lugar él había escuchado que es una señal a favor el que la pretendida juegue y se comporte a veces atenta y otras displicente, sin brillo, lo aprendió de alguien que cantaba que las mujeres son crueles para ser amables, y fue un error sentirse seguro de esta canción porque el beso dejó en los labios de Lucy sonrisas forzadas al llegar al salón y verlo en la última fila, esperando que ella se sentara a su lado, como antes, labios probados de los que salieron navajas y no puedos, tres clases sin despedirse a cambio de una mirada tierna, un apretón en un brazo de parte de Lucy al platicar (si es que lo hacían) le costaba varias llamadas no regresadas, y como seguía obteniendo un mínimo de respuesta se preocupó hasta después, ya tarde, pues consideraba a Lucy un proyecto en desarrollo y se permitió ocupar su atención en detalles que creyó de mayor gravedad, como los acechantes exámenes finales y el esfuerzo doble que éstos implicaban, además de lo que le dijeron una vez entre el entonces novedoso organigrama alterno y un código personalizado de ética gerencial, el hecho de que el Deivid tenía que abandonar la escuela, y es que se perdió, ya no fue visto en el King Kong, nadie afirmaba saber algo de él, así que decidió llamarle para descansar del estudio y no desligarse de su amigo, mas el Deivid le contestó levemente nervioso al reconocer su voz y mostró reticencia desde las primeras cordialidades, hasta que el Deivid dijo la onda aquí en mi casa está cabrona él comenzó a entenderlo, a justificar el cambio de actitud, no puedo pagar tanto por una colegiatura, no puedo pagar tanto para entrar a un pinche antro, no puedo pagar tanto por una cerveza, y él sintió pena por el Deivid, pena que llevó de vacaciones pues su padre hizo un esfuerzo y pudo desanudarse la corbata para pasar con su familia una semana en una playa de Texas, ahí Lucy le llegó en olas, contento por haber reprobado nada más una materia y porque seguramente ella lo estaría echando de menos, pero al regresar y marcar su número hasta que le contestaron se le pidió no volverlo a hacer, la mamá de Lucy fue clara y educada, por favor, mi hija no está en condiciones, hasta entonces reconoció el declive iniciado meses atrás con un beso del que se arrepentía, hubiera preferido inmolarlo a cambio de una situación distinta en la que ninguna señora le matara las esperanzas de arrodillarse ante Lucy para amarrar las cintas de sus Martens, o mejor aún, para descalzarla de esas botas de piel negra y costuras amarillas y acariciarle planta y empeine, dedos y tobillo, quería las piernas desnudas de Lucy cediendo en un masaje a dos manos y una boca, un masaje ascendente, quería atacar los muslos y apretarlos casi tan fuerte como él apretaba sus ganas después de colgar el teléfono aquella tarde prohibida, apagada, paupérrima, nadie más en casa para variar, la televisión en silencio, el calor en silencio y él con sus dudas, lamentando vivir un día tan corrosivo, un día que pensó se iba a componer cuando llegó Luis, infalible, siempre se le aparecía o llamaba cuando más era necesario, tenía esa facultad pero Luis estaba apagado también, vengo a darte la noticia más pinche de tu vida, y él incrédulo pensaba (sabía) que con lo dicho por la mamá de Lucy había tenido lo peor y de habérselo permitido se lo hubiera comentado a Luis, parece que el Deivid no deja la escuela por problemas de lana, unos cuates de economía me dijeron que es porque embarazó a una vieja, él no digería aún las palabras de Luis cuando éste continuó, embarazó a una vieja y parece que se trata de la tuya, y a varios años de distancia, al estar sin trabajo, echado en un sofá, pudo ser irónico y sin expresárselo le agradeció a Luis el que en aquella ocasión se refiriera a Lucy como de su propiedad, le dio gusto que alguien le adjudicara una novia que no lo fue, pensó que si hubo quien la viera como algo suyo entonces sí le perteneció, aunque ese gusto tardó mucho en llegar, era inimaginable después de escuchar a Luis y pasar con él lo que quedaba del día, hablando para insultar, absolutamente sin llanto, sólo articuló una pregunta, y es que el dato se lo expuso muy ambiguo con ese parece que se trata y además de la tuya, cuando él ni tenía, entonces le preguntó qué tanto podía creerle, quería que fuera sólo un rumor, pero Luis dijo es neta güey, lo siento un chingo pero es la neta, mis cuates dicen que está confirmado, que la vieron llorando cuando fue a sacar al Deivid de su salón, y Luis no dijo más, se contuvo, el resto (y que el muy puñetas ni la abrazó) prefirió guardárselo, venía sobrando en ese momento, cualquier otra cosa que dijera no tendría otra función más que la de llenar huecos que se reservó para que el otro ocupara con el estribillo pinche David, así, en español, pinche David, pinche puta y de ahí no salió, con el temblor de la voz en las manos, pálido a pesar del bronceado, por eso Luis se adhirió al silencio de la tarde caída y se resignó a ser testigo de lo mascullado por el otro, tratando de ser prudente, de no interrumpir el proceso de asimilación, de sufrir también para aligerar el dolor ajeno y no fue hasta luego de pinche David pinche David pinche David pinche puta varias veces que Luis creyó ser oportuno para volver a hablar y decir está cabrón, ¿no? está cabrón para mí también pero pues ni modo de no avisarte, es lo mínimo, ¿no? estar aquí, y Luis pensó bien antes de seguir con puta, son mamadas, se me hace bien culero porque… pues, tuve que ser yo, ¿no? yo, yo que pensaba recibirte de tu viaje con la novedad de que Delia y yo ya somos novios.
Ian McCulloch: Proud to fall
Y desde entonces y hasta ahora en su cuarto pone ciertas canciones para llamarla, para pensar que le hace un guiño, deja que otros digan lo que ella no quiere escuchar, desde entonces siente más los acordes, desde entonces las letras renovaron su significado y las puede utilizar como banderas, como apellidos, como si una canción entera fuera una palabra no inventada hasta entonces, hasta que alguien quiso regalarla para quienes la entendieran, para nombrar nostalgias, nuevas palabras para gritar, entonces él las adopta y entiende que no es lo mismo caer que caer con orgullo, ahora distingue entre estar apenado y orgulloso de haber caído, y así roba de lo que escucha, de lo que parece se le canta sólo a él, que está vivo, que ama o que quiere y puede amar, entonces se niega a mantener inútil ese derecho, esa obligación, esa capacidad, y espera frente a las bocinas de su estéreo, inquieto, excitado, toma esa espera como una necesidad, es para él una manera de comprender el antes y prepararse para el después, entonces pasa tardes encerrado y entonces, entonces, en su cuarto pone ciertas canciones para no escuchar la peor de todas: me siento de la verga no trabajo no cariño no vuelvas a buscar a mi hija necesito un cigarro necesito ir a la peluquería buen corte ese el de mcculloch de principio a final del día no hago nada nadie llama nomás los cuates muy pocos cuates tengo que alivianarme creo en la magia creo que me quedan cigarros a ver si salgo el viernes el sábado una pinche movie una ocupación un control remoto para mi cabeza para olvidar dar un beso dar tiempo el calor no soporto no tener me gusta cómo se oye no soporto no tener no tener algo aunque sea de medio tiempo nada ni siquiera conozco a alguien especial puta madre ni siquiera hubo entre ellos un pinche condón
A-ha: The sun always shines on TV
Con las manos intenta la tarea imposible de acomodase el cabello. En realidad, tiene ganas de acomodar las ideas que cada mañana lo reciben como prueba antes de continuar el día. Si resiste, tomará un baño, después de comer se dedicará a escuchar música, a escribir y probablemente salga a buscar empleo (esto es, dejar un folder de color beige en recepción y decir gracias). En caso de fracasar, no habrá regadera ni rastrillo y dormirá hasta que esté listo para volver a enfrentarse a sus sentimientos.
Por casualidad voltea hacia el periódico revuelto y fija su atención. Espectáculos. En la portada, los cuatro integrantes de Kiss, maquillados y gordos, anuncian una nueva gira: La banda más explosiva del mundo regresa con todos sus súper temas. El tour incluye México D.F. Rock City.
Se rasca la espalda. Revisa su abdomen ligeramente abultado. En su cabeza busca los indicios de una calvicie que nunca llegará.
De manera brusca dirige su mirada al teléfono y lo observa por un momento. Vuelve hacia los aparatos que tiene enfrente. Cuarto para la una en el reloj de la videocassettera. Apaga la televisión.